No es un tema de feminismo, ni más faltaba, es una simple idea de cambio. Colombia pide a gritos una evolución y es sin duda una transformación muy importante llevar a una mujer a la presidencia. Una mujer tiene una visión profunda y maternal, de protección y amor, suena ideológico, pero no es descabellado pensar que Colombia necesita una figura materna, que la proteja y la cuide, y con esto, no me refiero a un amor frágil, todo lo contrario, esta figura representa la fortaleza, no de la mano dura, sino de una mano fuerte, que sostenga, que guíe y que frené tanta injusticia y corrupción.
Mujeres, es el momento de demostrar que la igualdad no son meras palabras o marchas con pancartas que las moja la lluvia, si no, como diría la gran Simone de Beauvoir: “Mediante el trabajo, ha sido como la mujer ha podido franquear la distancia que la separa del hombre. El trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad completa”, está en nuestra decisión de voto lograr que mediante el trabajo de unas manos llenas de fortaleza, se haga un inconmesurable cambio, no solo en el pensamiento sobre la igualdad de género, sino también y con la misma importancia, en nuestro país que tanto necesita una mano que cure el daño hepapatóxico que la ha enfermado.
A lo largo de la historia hemos visto como las mujeres la han transformado. En la moda por ejemplo, en el año 1984, Gabrielle “Coco” Chanel rediseñó las prendas masculinas pensando que las mujeres debían expresar la libertad del siglo XX, Marina Gineste 1919-2014, la militante comunista de 17 años que peleó durante la guerra civil en España, y la infaltable en esta lista, la gran Evita Peron, que combinó la actuación y la política y revolucionó todo a su paso, grande entre las grandes, se convirtió en la presidenta del partido peronista femenino e impulsó la sanción de la ley de sufragio femenino en 1947, ella cambió la historia. Colombia tiene hoy la oportunidad de hacerlo también, por piedad con Colombia mujeres, votemos por una mujer.
Cuánta fortaleza se necesita para asumir las riendas que conducen al cambio, para estas y otras tantas mujeres que han decidido transformar y empoderar el género, ha sido un camino lleno de espinas, y a pesar de las heridas que estas causan, llegan triunfadoras a su destino. Hoy, está literalmente en nuestras manos que Colombia triunfe, que dé ese primer paso al cambio desde la perspectiva de una hija, una madre, una abuela, sí, de una mujer.
Por Carolina Duarte
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